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Artículo sobre el método Feldenkrais en VOGUE Magazine

(pincha aquí para acceder al artículo, o léelo a continuación)


Más alta y sin dolor de espalda: las clases que alargan el cuerpo y mejoran la postura.



El método feldenkrais no es el más conocido, pero sí uno de los más efectivos para aprender a moverse y elongar el cuerpo

25 de noviembre de 2022


Más alta y sin dolor de espalda. No, no es un claim sin final feliz sino una manera efectista (pero cierta) de resumir los beneficios del método feldenkrais, un proceso de aprendizaje de higiene postural no tan conocido como otros, pero sí efectivo y con un extenso séquito de devotos. Dicen los que lo han probado que sus beneficios se notan desde la primera sesión, algo siempre motivador en la era del ‘no llego a todo’. “Te hace sentir más alto, más recto, con una presencia diferente, sientes que estás más en tu cuerpo y consigues moverte más fluido. Yo empecé a practicarlo con 20 años y recuerdo que después de la primera clase me sentía diferente (y la gente me miraba diferente)”, explica Patricio Simon, neuropsicólogo y director de Instituto Feldenkrais. La esencia de este método es enseñar a nuestro cuerpo a moverse de otra forma y a salirse de los patrones que tenemos interiorizados y que pasan factura, no solo a nuestra forma de movernos, sino a nuestro cuerpo.


“La idea de este método es mejorar el funcionamiento de cada persona, la coordinación y encontrar otras maneras de moverse para tener más flexibilidad y mantenerse joven. Moshe Feldenkrais dijo que le gustaban los cerebros móviles, es decir, la manera en la que el cerebro usa el cuerpo”, explica en referencia a una disciplina con varias décadas de historia que ahora goza de mayor popularidad y cuyos beneficios se podrían resumir así: “Es como si alguien hubiese puesto aceite en nuestras articulaciones”. En otras palabras: enseña a moverse ligero, sin esfuerzo y sin dolor.


La importancia de la inteligencia postural

Hasta hace relativamente poco no dábamos la importancia necesaria a la postura. Nos habíamos quedado en cómo una mala postura podía desfavorecer la estética de la figura. Lo dijo Carine Rotfield: “Cuando envejeces, lo más importante es la postura: con el paso de los años, la manera en la que caminas y la forma en la que estás de pie lo dicen todo”. Pero cada vez hay más estudios que la vinculan con diferentes aspectos cruciales de nuestra vida. Por un parte con el estado de ánimo. Ya nos lo explicaba la psicóloga Aurora Vallejo cuando abordábamos este tema hace tiempo. “Una postura encorvada, cerrada sobre sí misma, con piernas y brazos cruzados favorece la aparición de pensamientos y recuerdos negativos, mientras que una postura abierta, erguida y de plenitud facilita la activación de pensamientos positivos”. También con su inmediata conexión con el bienestar corporal ya que cuando se empieza a trabajar la llamada inteligencia postural con ejercicio o disciplinas focalizadas en este tema –el pilates y el yoga son algunas de ellas– se nota un descenso de los temidos dolores de espalda y cervicales. Precisamente el método feldenkrais es otra alternativa para enseñar a nuestro cuerpo a moverse de otra manera –“Como un bailarín”, dice Simon– y así poder aliviar los dolores derivados de los malos movimientos y de las posturas incorrectas. “Cuando aprendemos a movernos correctamente la musculatura nos sigue y todo eso tiene beneficios a largo plazo”, apunta el experto.


Sesiones individuales o en grupo

Una de las grandes ventajas de este método es que, tal como explica Simon, la idea es practicarlo durante un tiempo para educar al cuerpo y una vez educado se hagan los movimientos correctos de una forma automática. Por eso, y aunque se experimentan beneficios desde la primera sesión, practicar entre 3 y 10 suele ser suficiente (de hecho, se puede llegar a alargar el cuerpo un centímetro si se practica de forma constante). Las clases pueden ser individuales, con un terapeuta que mueva el cuerpo del alumno, o en grupo. “El objetivo es mejorar tu organización, tu funcionamiento, tu coordinación. Se trata de salir de tus patrones de movimiento y hacer siempre los mismos movimientos y tener accesibles más maneras de moverte”, explica Simon. Son sesiones guiadas en las que se hacen ejercicios de movimiento y observación para tomar conciencia de cómo movemos diferentes partes del cuerpo y cómo deberíamos moverlas. Por ejemplo, separar la barbilla de la garganta tiene grandes beneficios en este proceso de aprendizaje postural.



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